Capítulo 13
Volvemos a 1953 Saint-Germain-des-Prés. Deja Vu
capítulo 13
Era 1953. Las existencialistas discutían acaloradamente en la mesa de al lado, mientras un joven Jean-Paul Sartre garabateaba furiosamente en su cuaderno.»¡Por Zeus!», exclamó Sócrates, ajustándose su túnica con desconcierto. «¿Dónde nos ha traído este artilugio infernal de Diógenes?»
- «Parece que hemos viajado otra vez en el tiempo, maestro», respondió Platón, observando con curiosidad a los bohemios que poblaban el café. «Y a juzgar por la atmósfera, nos encontramos en la cuna del existencialismo.»
Aristóteles, siempre pragmático, sacó su cuaderno y comenzó a tomar notas sobre las costumbres de los parisinos. Nietzsche, con su característica ironía, se burló de la «decadencia» de la sociedad moderna. Kant, en cambio, se mostraba fascinado por la idea de la «libertad individual» que se respiraba en el ambiente.
- «Quizás este sea el lugar adecuado para discutir sobre el proyecto OOO», propuso Juan Carlos, el creador del mural digital. «Aquí, en el corazón del existencialismo, podemos explorar las implicaciones de la libertad, la responsabilidad y la creación de sentido en un mundo aparentemente absurdo.»
Y así, entre sorbos de café y nubes de humo de cigarrillo, los filósofos reanudaron su debate, esta vez con la compañía de Sartre, de Beauvoir y otros pensadores existencialistas. Las ideas chocaban, las perspectivas se entrelazaban, y el proyecto OOO se enriquecía con nuevas interpretaciones.
- «Además, OOO utilizará la última tecnología para llevar el mural a todo el mundo. ¡Imaginen pantallas gigantes en las calles, imágenes interactivas, un mundo virtual donde las personas puedan sumergirse en el arte!»
Simone, con una carcajada liberadora, exclama:
- «¡Al diablo con los salones de arte burgueses! ¡Llevaremos el arte a las calles, a las fábricas, a los hogares! ¡Que las mujeres griten su verdad al mundo!»
Sartre, encendiendo otro cigarrillo, concluye:
- «OOO es una oportunidad para redefinir el arte, la libertad y la sociedad. ¡Es una llamada a la acción, a la creación, a la rebeldía!»
Y así, Simone de Beauvoir, Jean-Paul Sartre y la joven artista se unen al proyecto OOO, convirtiéndose en pioneros de un movimiento que busca transformar el mundo a través del arte, la tecnología y la libertad de expresión.
De pronto, el cínico filósofo, con un gesto teatral, extrajo de su túnica raída un extraño artilugio que parecía combinar una lámpara de aceite con un mecanismo de relojería.
- «Observad, amigos», exclamó Diógenes con una sonrisa pícara. «He creado un pequeño metaverso, una realidad virtual donde podremos experimentar OOO de una forma completamente nueva».
Con un movimiento rápido, activó el artilugio y una luz cegadora, un disparo de nieve, inundó el espacio. Cuando los filósofos recuperaron la vista, se encontraron inmersos en un mundo virtual fascinante. Un paisaje onírico se extendía ante ellos, con montañas y cerros Tucumanos flotantes, ríos de luz de Yunka Suma y árboles digitales como plátanos de Castelli y Olavarría que se mecían al ritmo de una música familiar.
- «¡Por Zeus! Es «In My Life» de los Beatles», exclamó Platón, reconociendo la melodía.
Efectivamente, la música de los «cuatro fabulosos» llenaba el metaverso, acompañando imágenes nostálgicas de lugares emblemáticos: Castelli, Olavarría, el patio del Gymnasium Universitario, la casa de Willy en Federico Lacroze, Ronda, Moscú, Marbella… Un collage de recuerdos que evocaba la propia vida de Juan Carlos, el creador de OOO.
Mientras los filósofos contemplaban asombrados este espectáculo audiovisual, Diógenes, con otro gesto teatral, se quitó la túnica y la máscara que ocultaba su rostro.
- «¡Sorpresa!», exclamó con una carcajada. «¡Soy yo, Juan Carlos, el creador de OOO!» Sabéis, aunque estaba en el metaverso, en Tucumán aún me llaman Chorote, en Buenos Aires El Tucu, siempre ame a los Beatles, me sentí un Nowhere Man y pase parte de mi vida esperando a Mr postman, la carta no llegó así que Salí a buscarla…
Los filósofos quedaron atónitos. Sócrates, con su habilidad para el cuestionamiento, fue el primero en reaccionar:
- «Pero… ¿cómo es posible? ¿Tú, un simple mortal, has logrado reunirnos en este espacio virtual y crear este proyecto tan ambicioso?»
Juan Carlos, con humildad de dudosa autenticidad, respondió:
- «He aprendido mucho de ustedes, maestros. De sus ideas, sus debates, sus búsquedas incansables de la verdad. Pero también he aprendido de las personas comunes, de aquellos que, sin alcanzar la notoriedad, poseen una gran sabiduría de vida. OOO es un homenaje a todos ellos, a los que buscan la conexión, la creatividad y el bien común.»
Los filósofos, conmovidos por la sinceridad de Juan Carlos, asintieron con respeto. Comprendieron que OOO no era solo un proyecto tecnológico o artístico, sino una manifestación del espíritu humano, un impulso por unir, crear y trascender, inspirado por la sabiduría de todos, conocidos y anónimos.
Y mientras el metaverso se desvanecía y la música de los Beatles se apagaba, los filósofos regresaron al mundo real, llevando consigo la convicción de que OOO era una semilla de esperanza, un proyecto que podía cambiar el mundo, pixel a pixel, historia a historia.
Ahora te toca, esta historia puede continuar con un relato que podemos crear juntos. Abrazo!
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